LAS TRES
ETAPAS DE LA SUBVERSIÓN EN GUATEMALA (parte I)
Considero
importante, para tener un mejor panorama de lo que pasó acá y de las razones
por las que el ejército reaccionó como lo hizo, hacer una breve semblanza de lo
que fue el movimiento guerrillero en Guatemala.
Primera etapa. Tradicionalmente se considera que el punto de
partida al movimiento subversivo fue el 13 de noviembre de 1960. En esa fecha varias bases militares se
levantaron contra el gobierno del general Miguel Ydígoras, para protestar por
lo que ellos consideraban un trato injusto hacia el ejército de Guatemala. El
origen de esto tuvo que ver con el triunfo de la revolución cubana y la
subsecuente organización de un movimiento anti-castrista, apoyada por la CIA,
uno de los centros de entrenamiento de las fuerzas que invadirían la isla fue
la finca Helvetia en Retalhuleu. Ydigoras, para congraciarse con los
norteamericanos, puso a disposición de los rebeldes, armas y suministros que
quitó al ejército, lo que causó mucho descontento, descontento que se alimentó
por las crecientes acusaciones de corrupción en ese gobierno. La sublevación
fracasó porque aviones pilotados por rebeldes cubanos bombardearon las bases
que se habían levantado en armas. Los líderes (entre ellos el coronel Alejandro
de León, el mayor Marco Antonio Yon Sosa y los tenientes Luis Turcios y Luis
Trejo) se exilaron en el Salvador y Honduras. Estando en el exterior fueron
contactados por miembros del PGT (Partido Guatemalteco del Trabajo) quienes les
ofrecieron apoyo para que regresaran a Guatemala y establecieran campamentos
guerrilleros, al estilo de lo que en su momento había hecho Castro en Cuba.
Estos campamentos se asentaron en Izabal y Zacapa, en la Sierra de las Minas.
Fue durante el
gobierno de Peralta Azurdia, quien había dado golpe de estado a Ydígoras, que
el enfrentamiento armado inició. Para ese entonces se habían unido al grupo
semilla (formado solo por militares disidentes) algunos obreros y estudiantes
universitarios (entre ellos César Montes), pero fue hasta el gobierno de Méndez
Montenegro, con el nombramiento del coronel Carlos Arana Osorio, que el
ejército tomó la iniciativa de acabar con los subversivos. El coronel Arana,
asesorado por norteamericanos expertos en lucha anti-guerrillera, montó operativos
para capturar, torturar y desaparecer a todos aquellos a quienes se les
sospechara simpatías con los guerrilleros. Esa estrategia de terror tuvo
resultados favorables y dejó a la guerrilla sin colaboradores y gracias a las
denuncias obtenidas bajo tortura, lograron localizar los campamentos y
aniquilar a los guerrilleros.
Los pocos que
lograron sobrevivir huyeron de la región, muchos de ellos volvieron a la
capital y entraron en una etapa de hibernación mientras reorganizaban sus
fuerzas. En el ínterin, Arana ascendió a
general y fue electo presidente de la República.
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